Los niños pequeños también pueden verse afectados por el estrés debido a cambios, como el nacimiento de un hermano, la pérdida de una personas sinificante, disputas entre padres, factores ambientales negativos, dificultades de aprendizaje o falta de estructura o rutinas, que pueden manifestarse en comportamientos desafiantes. Por lo tanto, las interacciones positivas entre el cuidador y el niño son esenciales para ayudar a los niños a construir relaciones de confianza (apego) y aprender a expresar y manejar sus emociones de manera adecuada.